Más adiciones en el primer capítulo
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10 \begin{document}
12 PRÓLOGO
14 \small
16 \begin{flushright}
18 ``Los españoles americanos, si dan todo el valor que dar
19 se debe a la uniformidad de nuestro lenguaje en ambos
20 hemisferios, han de hacer el sacrificio de atenerse, como
21 a centro de uniformidad, al de Castilla, que le dio el ser
22 y el nombre.''---Puighblanch
24 \end{flushright}
26 \normalsize
28 \paragraph{I.}
30 Es el bien hablar una de las más claras señales de la gente culta y bien nacida y condición
31 indispensable de cuantos aspiren a utilizar en pro de sus semejantes, por medio de la palabra o
32 de la escritura, los talentos con que la naturaleza los ha favorecido: de ahí el empeño con que
33 se recomienda el estudio de la gramática. Pero siendo esta materia sobremanera abstrusa en la
34 forma en que se explica en las obras relativas a ella y según se enseña en los colegios, tal
35 que debe mirarse como ramo de alta filosofía, y siendo además esas obras insuficientes para lo
36 que promete su definición por cuanto nada o casi nada nos dicen sobre la propiedad y pureza de
37 las voces, acontece que los alumnos muy escaso provecho sacan de las aulas, y fuera de ellas
38 pocos tienen el valor suficiente para consagrarse a aprenderla. Un libro, pues, escrito no en
39 el estilo grave y estirado que demandan los trabajos didácticos, ni repleto de aquella balumba
40 de reglas generalmente inútiles en la vida práctica por versar en su mayor parte sobre puntos
41 en que nadie yerra; antes bien amenizado con todos los tonos y en el cual se contengan y
42 señalen, digámoslo así, con el dedo las incorrecciones a que más frecuentemente nos deslizamos
43 al hablar y al escribir, debe sin duda ser útil a los que no pueden vacar a estas
44 especulaciones, de poca monta en apariencia, pero en realidad inaccesibles a la generalidad por
45 la aplicación y muchos libros necesarios para ellas. Varias veces antes de ahora se ha
46 acometido entre nosotros y con mayor o menor acierto llevádose a cabo esta empresa, y a
47 satisfacer la misma necesidad nos hemos esforzado en estas Apuntaciones; sin la presunción de
48 oscurecer a nuestros antecesores, reconocemos a cada cual su mérito, y confesamos serles
49 deudores de observaciones que acaso se nos hubieran escapado.
51 Dichos sumariamente el motivo y objeto de esta obra, nos extenderemos algo más sobre su
52 espíritu y el modo como hemos querido darle cima.
54 \paragraph{II.}
56 Nada, en nuestro sentir, simboliza tan cumplidamente a la Patria como la lengua: en ella se
57 encarna cuanto hay de más dulce y caro para el individuo y la familia, desde la oración
58 aprendida del labio materno y los cuentos referidos al amor de la lumbre, hasta la desolación
59 que traen la muerte de los padres y el apagamiento del hogar; un cantarcillo popular evoca la
60 imagen de alegres fiestas, y un himno guerrero, la de gloriosas victorias; en una tierra
61 extraña aunque halláramos campos iguales a aquellos en que jugábamos de niños, y viéramos allí
62 casas iguales a donde se columpió nuestra cuna, nos dice el corazón que, si no oyéramos los
63 acentos de la lengua nativa, deshecha toda ilusión, siempre nos reputaríamos extranjeros y
64 suspiraríamos por las auras de la Patria. De suerte que mirar por la lengua vale para nosotros
65 tanto como cuidar los recuerdos de nuestros mayores, las tradiciones de nuestro pueblo y las
66 glorias de nuestros héroes; y cuando varios pueblos gozan del beneficio de un idioma común,
67 propender a su uniformidad es avigorar sus simpatías y relaciones, hacerlos uno solo. Por eso,
68 después de quienes trabajan por conservar la unidad de creencias religiosas, nadie hace tanto
69 por el hermanamiento de las naciones hispano-americanas, como los fomentadores de aquellos
70 estudios que tienden a conservar la pureza de su idioma, destruyendo las barreras que las
71 diferencias dialécticas oponen al comercio de las ideas.
73 Pero ¿y cuál será la norma a que todos hayamos de sujetarnos? Ya que la razón no lo pidiera, la
74 necesidad nos forzaría a tomar por dechado de nuestra lengua a la de Castilla, donde nació, y,
75 llevando su nombre, creció y se ilustró con el cultivo de eminentísimos escritores, envidia de
76 las naciones extrañas y encanto de todo el mundo; tipo único reconocido entre los pueblos
77 civilizados, a que debe atenerse quien desee ser entendido y estimado entre ellos.
79 CAPÍTULO I.
81 ACENTUACIÓN.
83 GLOSARIO.
85 \small
87 \paragraph{} 1. \emph{Letra}: signo que representa un sonido, de ordinario elemental, de la voz humana;
88 tambien se llama letra el sonido mismo.---Vocales son las letras que pueden pronunciarse por sí solas con
89 claridad y distinción: a, e, i, o, u.---Consonantes son las que no pueden pronunciarse bien sin el
90 auxilio de las vocales: como d, p, t.
92 \normalsize
94 \paragraph{} 5. Vamos a tratar en el presente capítulo de aquellas palabras en que arbitrariamente se ha
95 cambiado el lugar del acento: descuellan entre estas muchas graves convertidas en esdrújulas a causa de
96 la ignorancia de las lenguas sabias y de la pedantería de querer dar aire científico y campanudo a
97 vocablos que en manera alguna han menester semejantes arreos. Apelando a la etimología y aduciendo
98 ejemplos que patenticen la recta pronunciación, haremos comparecer los orondos esdrújulos en su ordinaria
99 categoría de llanos, y las demás, en la forma que les corresponda; con lo cual quebraremos los ojos a
100 quienes inconsultamente prohijan tales dislates.
102 \paragraph{} 6. En España principió esta invasión ridícula quizá antes que en nuestra patria; y si es
103 cierto que los bogotanos pueden haber sacado algunos errores de esa fuente, deben también confesarse
104 inventores de otros, y reconocer que en la Península han protestado los literatos contra semejante
105 corruptela, cuándo con seriedad, cuándo donairosamente.Véanse algunas muestras de estas censuras.
107 ``Hay también un \emph{neologismo fonético}, o de pronunciación, que desprecia los fundamentos de nuestra
108 prosodia, y quebranta con todo el descaro de la insipiencia las leyes generales de acentuación
109 castellana, casi siempre reflejo de la latina. Este neologismo prosódico es el que nos hace ya pronunciar
110 \emph{análisis}\footnote{Bien sabemos que para probar la antigua pronunciación grave de este vocablo
111 podría alegarse el soneto de Burguillos que comienza: ``Si cumplo con la lengua castellana''; pero aunque
112 se pusiese de manifiesto que tal entonces era la práctica común y que posteriormente se introdujo la que
113 hoy rige, en manera alguna abogaríamos por aquella, a causa de parecernos incorrecta: ora se consulten
114 las reglas de la acentuación griega, ora las de la latina, tienen que ser esdrújulos \emph{análisis} y
115 \emph{parálisis}: según aquella, porque la última sílaba es breve, según estotra, porque la penúltima lo
116 es. Acaso tuvo presente el señor Monláu que la \emph{y} antes de \emph{s} es larga, pero hubo de olvidar
117 que los verbales en \emph{sis} son precisamente excepción de la regla.---(Véase Anthon, \emph{A grammar
118 of the Greek Language}, \emph{Prosody}, \emph{IX}, \emph{III}, \emph{7}.)
120 D. J. J. de Mora acentúa \emph{analísis}, \emph{paralísis} (\emph{Don Opas}, \emph{I}, \emph{LVII}); pero
121 es sabido que este escritor aventura innovaciones prosódicas no siempre aceptables.}, \emph{fárrago},
122 \emph{médula}, \emph{parálisis}, etc; y si Dios y los eruditos no lo remedian acabará por hacernos decir
123 \emph{cólega}, \emph{cónclave}, \emph{expédito}, \emph{intérvalo}, \emph{méndigo}, \emph{ópimo},
124 \emph{périto} y \emph{téstigo}.''---(D. Pedro Feipe Monláu, Del arcaísmo y el neologismo)
126 ``Nunca he podido comprender, dice D. Eugenio de Ochoa, la general manía de convertir en esdrújulos
127 vocablos que nunca lo han sido en castellano; y añadiré que esta manía, más que asombro, me causa
128 envidia, pues se me figura, por ciertos indicios, que ha de ser, para el que está poseído de ella,
129 ocasión de las más dulces sensaciones. Observo yo cierta fruición morosa en el retintín con que algunos
130 pronuncian \emph{cólega}, en vez de \emph{colega}; \emph{intérvalo}, en vez de \emph{intervalo}. Hay
131 quien parece que se va a a desmayar de gusto cuando dice que ha dado limosna a un \emph{méndigo}. Sobre
132 este dislate, hoy tan común entre nosotros, solo me ocurre decir que le juzgo funesto, porque ataca de
133 raíz el eufonismo de nuestra lengua, rompiendo la armoniosa proporción que debe existir entre las voces
134 graves, agudas y esdrújulas de que se compone, y que constituye uno de sus más delicados primores.''
135 (\emph{París, Londres y Madrid}, \emph{pág. 559})
137 \small
139 \paragraph{} 7. La conservación del acento latino ha sido una de las reglas de formación de las lenguas
140 romances: la sílaba acentuada constituye como el núcleo de la plabra: así de \emph{ministérium} han
141 salido nuestro \emph{menestér}, el italiano \emph{mestiéro}, \emph{mestiére}, el provenzal
142 \emph{menestiér}, \emph{mestiér}, el portugués \emph{mistér}, el francés \emph{metiér}; lo mismo, de
143 \emph{eleemósyna} se han formado el italiano \emph{limósina}, nuestro \emph{limósna}, antiguamente
144 \emph{almósna} como en provenzal y reto-románico, el catalán y mallorquín \emph{almóyna}, el francés
145 \emph{aumône}, el portugués y gallego \emph{esmóla}.
150 \normalsize
152 \paragraph{} 9. \emph{Académia\footnote{Para mayor claridad marcamos el acento en la sílaba a que llamamos
153 la atención, aunque según las reglas ortográficas no deba marcarse}}: esta es la legítima pronunciación, no \emph{academía}. Ejemplos:
155 \small
157 \begin{verse}
158 Y si del ocio huyendo, por recreo \\
159 Busca la discreción de la \emph{académia}, \\
160 Que ser humilde tiene por trofeo, \\
161 Le sigue y le persigue la blasfemia, \\
162 Como si fuera público enemigo: \\
163 Tal es el precio conque el vulgo premia. \\
164 \end{verse}
165 \begin{flushright}
166 (Lupercio L. de Argensola, \emph{tercetos ``Obediente respondo'' etc.})
167 \end{flushright}
169 \begin{verse}
170 Mas ¿cómo tu \emph{académia} \\
171 No propone al divino Figueroa, \\
172 Si con verde Laurel sus hijos premia?
173 \end{verse}
174 \begin{flushright}
175 (Lope, \emph{Laurel de Apolo, silva IV.})
176 \end{flushright}
178 \begin{verse}
179 A las conversaciones y \emph{académias} \\
180 Donde los ambiciosos, \\
181 De opinión y títulos famosos, \\
182 Con aplauso comprado \\
183 Leen el libro o poema meditado, \\
184 No vayas imprudente, \\
185 Ni llamado te llegues fácilmente.
186 \end{verse}
187 \begin{flushright}
188 (Quevedo, \emph{Doctr. de Epict., cap. XXXVI.})
189 \end{flushright}
191 \begin{verse}
192 Escuela de las traiciones \\
193 Y \emph{académia} de los vicios.
194 \end{verse}
195 \begin{flushright}
196 (Calderón, \emph{La vida es sueño, jorn. I.})
197 \end{flushright}
199 Se ha dudado si en griego la penúltima sílaba es \emph{i} o \emph{ei},
200 pero los lugares poéticos donde ocurre el vocablo han resuelto el punto
201 en favor del diptongo. Sin necesidad de esto se habría llegado a la misma
202 conclusión con ver lo que pasa en latín: Cicerón (\emph{Divin.} 1, 13, 22)
203 alarga la \emph{i}, en tanto que Claudiano (\emph{Cons. Mall. Theod.} 94)
204 y Sidonio Apolinar (\emph{Epithal. Polem.} 153) la abrevian. Por aquí se ve
205 que dicha \emph{i} representa el diptongo \emph{ei} que hace retroceder
206 el acento. En tiempo de Cicerón, cuando la cantidad predominaba sobre el
207 acento, se podía pronunciar una penúltima larga sin ser acentuada; en la
208 decadencia, cuando la cantidad cedía al acento, el de la sílaba \emph{de}
209 hizo que se abreviase la \emph{i}. Si originariamente se hubiera hallado
210 en griego el acento en la \emph{i}, hubiera sucedido lo contrario, según se
211 observó en el \S{} 7 con respecto a \emph{sophia}. En castellano, pues, se ha
212 conservado la legítima acentuación. Este es uno de aquellos casos en que las
213 lenguas romances dan luz para resolver puntos oscuros de las antiguas.
214 El acentuar la \emph{i} no es, sin embargo, práctica reciente: entre otros
215 lo hizo Solís en la Silva que empieza: \emph{¿Campana, y a estas horas ...?}
216 Véase Cadalso, \emph{Cartas marruecas, LXVII}.
218 \normalsize
220 \paragraph{} 10. El sufijo latino \emph{monia}, \emph{monio} lleva constantemente en
221 castellano el acento sobre la \emph{o}: \emph{parsimónia}, \emph{santimónia},
222 \emph{ceremónia}; \emph{matrimónio}, \emph{património}, \emph{testimonio}; la misma acentuación corresponde, pues, a \emph{acrimónia}, formado de \emph{acre}.
224 \small
226 \begin{verse}
227 Dormiré bien y criaré buen quilo, \\
228 Templaré la \emph{acrimónia} de la bilis.
229 \end{verse}
230 \begin{flushright}
231 (D. Tomás de Iriarte, \emph{Epíst, III.})
232 \end{flushright}
234 \begin{verse}
235 Y aun con mayor \emph{acrimónia}, \\
236 Probó el poeta Menandro \\
237 Que, aunque nació en Macedonia \\
238 El magnánimo Alejandro \\
239 Fue colegial de Bolonia
240 \end{verse}
241 \begin{flushright}
242 (Id., \emph{Quintillas disparatadas.})
243 \end{flushright}
245 En nombres como \emph{acedía}, \emph{bizarría}, el sufijo es \emph{ía}, y por consiguiente no pueden tomarse
246 como norma para \emph{acrimonia}.
248 \paragraph{} 11. \emph{Cólega} debe pronunciarse \emph{colega}, y \emph{concólega}, \emph{concolega}.
249 Ejemplo:
251 \begin{verse}
252 Tribuno Cota, viendo los alientos \\
253 Y errores del \emph{coléga} licencioso, \\
254 Mal conducido a términos sangrientos, \\
255 Le aconseja sagaz, no temeroso.
256 \end{verse}
257 \begin{flushright}
258 (Jáuregui, \emph{Farsalia, lib. V.})
259 \end{flushright}
261 Trae su origen esta voz del latín \emph{collega}, compuesto de la preposición \emph{cum} y de \emph{legare},
262 diputar: este, como inmediatamente conexo con \emph{lex}
263 \footnote{Véase Pott, \emph{Wurzel-Wörterbuch der Indo-Germanischen Sprachen, tomo III, pág. 609}; Vanicek,
264 \emph{Griechisch-Lateinisches etymologisches Wörterbuch, pág. 833.}},
265 tiene la primera sílaba larga, de donde \emph{collega} tiene igual cantidad en la penúltima, y por lo tanto
266 viene a ser grave.
268 \normalsize
270 \paragraph{} 12. Dícese \emph{dominíco} por \emph{dominicano}, a diferencia de \emph{domínico}, adjetivo que
271 significaba lo propio del Señor. En todas las ediciones del Dicionario de la Academia hasta la 10a. inclusive
272 se lee \emph{dominica} (domingo) sin acento; en las posteriores está como esdrújulo.
274 \small
276 \begin{verse}
277 Su padre, como era rico, \\
278 Le crió en ostentación, \\
279 Mas el mozo desde chico, \\
280 Tuvo siempre inclinación \\
281 A ser fraile \emph{dominíco}.
282 \end{verse}
283 \begin{flushright}
284 (Cáncer y Velasco, \emph{Obras varias,} fol. 35 vo: Madrid, 1651.)
285 \end{flushright}
287 El mismo Cáncer acentúa \emph{dominíca}, fol. 27; también Torres Naharro, \emph{Propaladia, tomo II, página 264}:
288 Madrid, 1900.
290 \normalsize
292 \paragraph{} 13. \emph{Elefancía} se lee en la Silva de consonantes de Rengifo, y así acentúa la Academia en todas
293 las ediciones de su Diccionario; otros como Gracia (Aicart) y Peñalver en los que escribieron de la rima,
294 pronuncian lo mismo que todos nuestros coterráneos, acomodando el vocablo a la acentuación de las numerosas
295 voces latinas en \emph{-ancia}. Dicho se está que debemos arrimarnos a la primera autoridad.
297 \small
299 Por no hallarse esta voz en los diccionarios griegos ni en verso latino alguno, no se puede fijar la acentuación
300 originaria; es posible que haya seguido la analogía delos acabados en \emph{mancía} (adivinación), como
301 \emph{nigromancía}, \emph{quiromancía}, etc. He aquí algunos ejemplos que comprueban la acentuación de estos
302 últimos vocablos:
304 \begin{verse}
305 Estudié \emph{nigromancía}, \\
306 Como te he dicho, en Granada.
307 \end{verse}
308 \begin{flushright}
309 (Lope, \emph{El servir con mala estrella, acto II,esc. XII.})
310 \end{flushright}
312 \begin{verse}
313 Lo que es \emph{lecanomancía}, \\
314 Que se hace en agua, y adonde \\
315 El espíritu responde, \\
316 Topéla en el Plinio un día.
317 \end{verse}
318 \begin{flushright}
319 (Id., \emph{Servir a señor discreto, acto II,esc. IX.})
320 \end{flushright}
322 \normalsize
324 \paragraph{} 309. Hablando de una señora decia un periódico que “se le veia siempre en los hospitales.” Este es
325 yerro que debe cuidadosamente evitarse, pues en estas construcciones de sentido impersonal se dice siempre en el
326 femenino la, las, segun que lo atestiguan los ejemplos siguientes:
328 ``Esta unidad es tan esencial en esta clase de composiciones como en todas las obras de bellas artes; el drama
329 mas nutrido de sucesos la consiente, ó, por mejor decir, la exige, así como se la admira en los inmensos cuadros
330 de Julio Romano.'' (Martínez de la Rosa, Apuntes sobre el drama histórico.)--- ``El ama bonita suele gastar
331 buen genio, pues como se la mima y regala, no hay motivo para que se le exalte la bílis.'' (Hartzenbusch, El ama
332 de llaves.)
334 \paragraph{} 310. Acabamos de ver que en las construcciones de sentido impersonal, se dice se la, se las, cuando
335 se habla de mujeres: hablándose de hombres, se dice se le, se les; ejemplos:
337 “Se convierte á Alejandro (en el poema de su nombre) en un paladin de la edad média, y se le arma caballero con
338 todas las formalidades que entónces se usaban.” (Gil y Zárate, Manual de literatura, pte. II, seccion I, cap.
339 II.) “Los prosistas quedan por lo regular confinados en las bibliotecas, de donde no se les saca sino de cuando
340 en cuando para consultarlos.” (Id, ib, seccion II, cap. ) “Faltos los más de la competente instrucción, se les
341 ve incurrir á veces en errores manifiestos, como los que notó el sensato Luzan áun en los autores de más fama.”
342 (Martínez de la Rosa, Apuntes sobre el drama histórico.):
344 \paragraph{} 331. Con poco acuerdo se confunden generalmente las expresiones el mismo, uno mismo: la primera
345 presupone siempre un término de comparación, o en lo que precede, o en lo que sigue, cosa que no sucede con la
346 segunda. Con ejemplos se esclarecerá esta diferencia, que a algunos pudiera ser sutil y caprichosa, pero
347 sustentada por la práctica de los escritores más correctos y castizos y por el valor de los elementos que
348 constituyen ese modo de hablar.
349 “Mientras que en la corte se hacían estas tentativas tan vanas como viles para destruir al maestre, los grandes
350 por su parte, aunque desparramados y dispersos se entendían y confederaban en la misma intención” (Quintana,
351 Vida de don Álvaro de Luna); esto es, “en la intención de destruir al maestre”, de la cual se habló primero.
352 “Con la misma lengua y las mismas palabras que usa el palurdo, hablan el sabio y el orador” (Capmany, Filosofía
353 de la elocuencia, prólogo): aquí la palabra que demuestra que se trata de una comparación; si se suprimiese y en
354 lugar de dos verbos se pusiese solo uno, era menester decir uno mismo: “El palurdo, el sabio y el orador hablan
355 con una misma lengua y unas mismas palabras”.
356 Como en vez de el mismo nadie emplea uno mismo, sino que, al contrario, se ignora el uso de este, allegaremos
357 unos tantos ejemplos que muestren los casos en que es forzoso su uso:
359 “El hombre nacido de mujer vive poco tiempo, está lleno de muchas miserias; sale como una flor, y luego se
360 marchita, y huye como sombra, y nunca permanece en un mismo estado.” (Fray Luis de Granada, Guía de pecadores,
361 lib. I, cap. VIII.) – Nombró cardenales en un mismo día dos sobrinos suyos.” (Mariana , Historia de España, lib.
362 XXII, cap. XVII.) – No todas las cosas suceden de un mismo modo (Cervantes, Quij., pte. I, cap. XIX.)
364 Por aquí se ve lo que arriba indicamos, que uno mismo no presupone un término de comparación ni en lo que
365 precede ni en lo que sigue, pues las frases en que entra ofrecen un sentido completo y cabal.
366 En lugar de uno mismo se dice muy elegantemente uno; v. gr.
368 \paragraph{} 440. Vamos a tratar del grande escollo no solo de los bogotanos sino de la mayor
369 parte de los americanos, del \emph{que} galicado por excelencia, del \emph{que} contrapuesto mediante el
370 verbo \emph{ser} a adverbios y complementos. No contento con bizarrear en los escritos de los periodistas,
371 poetastros, filosofastros y la innúmera caterva de los demás corruptores de la lengua
372 castellana, y aun en los de autores por otra parte estimables, va cundiendo anchamente en el
373 lenguaje familiar y aun en el vulgar. Varias veces se ha dado la voz de alarma, pero, según
374 parece, muy pocos entre el común de los lectores han caído en el chiste, y no conociendo el famoso
375 \emph{que}, consiguientemente no saben evitarlo\footnote{En prueba de esto léase el siguiente pasaje de
376 una obra de crítica gramatical que nos daría pena citar con sus pelos y señales: ``Cuando en cierto
377 escrito leímos: `\emph{Es por eso} que no me complace la lectura de los clásicos', dijimos: Verdad;
378 porque, a gustarle, habría dicho: \emph{Por eso es} que no me gusta la lectura de los clásicos.'' El
379 crítico achaca aquí el error a la transposición.---Para descargo de nuestra conciencia y para curarnos en
380 salud, advertimos que la aplicación burlesca del adjetivo \emph{galicado} $=$ \emph{galicoso} que hacemos
381 aquí y acaso en otras ocasiones, es ocurrencia de Moratín. El vocablo se halla en el diccionario de
382 Salvá, y ha sido aceptado recientemente por la Academia.}; por este motivo vamos a presentar muestras de
383 él
384 con los varios giros que pueden usarse en su reemplazo, valiéndonos para ello de algunas frases
385 francesas con su versión.
388 1. \emph{Ce fut dans le XV siècle} \textsc{que} \emph{l'Amérique fut découverte.}
390 Traducci\'on bárbara:
392 \emph{Fue en el siglo XV} \textsc{que} \emph{se descubrió la América}.
394 Como se ve, se ha dejado el \emph{que} del francés contrapuesto al complemento \emph{en el siglo XV}; para que
395 eso sea castellano es menester poner en lugar del \emph{que} solo, un complemento análogo al
396 anterior:
398 \emph{Fue en el siglo XV} \textsc{en el que} \emph{se descubrió América};
400 o poner el adverbio correspondiente, que, hablándose de tiempo, será \emph{cuando}:
402 \emph{Fue en el siglo XV} \textsc{cuando} \emph{se descubrió América}.
404 Todavía tienen cabida otros modos: v. gr.
406 \emph{El siglo XV fue} \textsc{el en que} \emph{se descubrió América};
408 \emph{El siglo XV fue} \textsc{en el que} \emph{se descubrió América};
410 \emph{El siglo XV fue} \textsc{cuando} \emph{se descubrió América}.
412 Puede simplificarse quitando el verbo \emph{ser} y el relativo y formando de dos frases una:
414 \emph{En el siglo XV se descubrió América};
416 pero como con esta simplificación se pierde en ocasiones lo enfático de los anteriores giros, puede compensarse,
417 cuando fuere necesario, con la adicion de otra palabra, como \emph{precisamente},
418 \emph{cabalmente}:
420 \emph{Precisamente en el siglo XV se descubrió América}.
422 \end{document}