Algunas otras adiciones
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8 %\newcommand{\em}[0]{\emph}
10 \begin{document}
12 PRÓLOGO
14 ``Los españoles americanos, si dan todo el valor que dar
15 se debe a la uniformidad de nuestro lenguaje en ambos
16 hemisferios, han de hacer el sacrificio de atenerse, como
17 a centro de uniformidad, al de Castilla, que le dio el ser
18 y el nombre.''---Puighblanch
20 \paragraph{I.}
22 Es el bien hablar una de las más claras señales de la gente culta y bien nacida y condición
23 indispensable de cuantos aspiren a utilizar en pro de sus semejantes, por medio de la palabra o
24 de la escritura, los talentos con que la naturaleza los ha favorecido: de ahí el empeño con que
25 se recomienda el estudio de la gramática. Pero siendo esta materia sobremanera abstrusa en la
26 forma en que se explica en las obras relativas a ella y según se enseña en los colegios, tal
27 que debe mirarse como ramo de alta filosofía, y siendo además esas obras insuficientes para lo
28 que promete su definición por cuanto nada o casi nada nos dicen sobre la propiedad y pureza de
29 las voces, acontece que los alumnos muy escaso provecho sacan de las aulas, y fuera de ellas
30 pocos tienen el valor suficiente para consagrarse a aprenderla. Un libro, pues, escrito no en
31 el estilo grave y estirado que demandan los trabajos didácticos, ni repleto de aquella balumba
32 de reglas generalmente inútiles en la vida práctica por versar en su mayor parte sobre puntos
33 en que nadie yerra; antes bien amenizado con todos los tonos y en el cual se contengan y
34 señalen, digámoslo así, con el dedo las incorrecciones a que más frecuentemente nos deslizamos
35 al hablar y al escribir, debe sin duda ser útil a los que no pueden vacar a estas
36 especulaciones, de poca monta en apariencia, pero en realidad inaccesibles a la generalidad por
37 la aplicación y muchos libros necesarios para ellas. Varias veces antes de ahora se ha
38 acometido entre nosotros y con mayor o menor acierto llevádose a cabo esta empresa, y a
39 satisfacer la misma necesidad nos hemos esforzado en estas Apuntaciones; sin la presunción de
40 oscurecer a nuestros antecesores, reconocemos a cada cual su mérito, y confesamos serles
41 deudores de observaciones que acaso se nos hubieran escapado.
43 Dichos sumariamente el motivo y objeto de esta obra, nos extenderemos algo más sobre su
44 espíritu y el modo como hemos querido darle cima.
46 \paragraph{II.}
48 Nada, en nuestro sentir, simboliza tan cumplidamente a la Patria como la lengua: en ella se
49 encarna cuanto hay de más dulce y caro para el individuo y la familia, desde la oración
50 aprendida del labio materno y los cuentos referidos al amor de la lumbre, hasta la desolación
51 que traen la muerte de los padres y el apagamiento del hogar; un cantarcillo popular evoca la
52 imagen de alegres fiestas, y un himno guerrero, la de gloriosas victorias; en una tierra
53 extraña aunque halláramos campos iguales a aquellos en que jugábamos de niños, y viéramos allí
54 casas iguales a donde se columpió nuestra cuna, nos dice el corazón que, si no oyéramos los
55 acentos de la lengua nativa, deshecha toda ilusión, siempre nos reputaríamos extranjeros y
56 suspiraríamos por las auras de la Patria. De suerte que mirar por la lengua vale para nosotros
57 tanto como cuidar los recuerdos de nuestros mayores, las tradiciones de nuestro pueblo y las
58 glorias de nuestros héroes; y cuando varios pueblos gozan del beneficio de un idioma común,
59 propender a su uniformidad es avigorar sus simpatías y relaciones, hacerlos uno solo. Por eso,
60 después de quienes trabajan por conservar la unidad de creencias religiosas, nadie hace tanto
61 por el hermanamiento de las naciones hispano-americanas, como los fomentadores de aquellos
62 estudios que tienden a conservar la pureza de su idioma, destruyendo las barreras que las
63 diferencias dialécticas oponen al comercio de las ideas.
65 Pero ¿y cuál será la norma a que todos hayamos de sujetarnos? Ya que la razón no lo pidiera, la
66 necesidad nos forzaría a tomar por dechado de nuestra lengua a la de Castilla, donde nació, y,
67 llevando su nombre, creció y se ilustró con el cultivo de eminentísimos escritores, envidia de
68 las naciones extrañas y encanto de todo el mundo; tipo único reconocido entre los pueblos
69 civilizados, a que debe atenerse quien desee ser entendido y estimado entre ellos.
71 CAPÍTULO I.
73 ACENTUACIÓN.
75 GLOSARIO.
77 \small
79 \paragraph{} 1. \emph{Letra}: signo que representa un sonido, de ordinario elemental, de la voz humana;
80 tambien se llama letra el sonido mismo.---Vocales son las letras que pueden pronunciarse por sí solas con
81 claridad y distinción: a, e, i, o, u.---Consonantes son las que no pueden pronunciarse bien sin el
82 auxilio de las vocales: como d, p, t.
84 \normalsize
86 \paragraph{} 5. Vamos a tratar en el presente capítulo de aquellas palabras en que arbitrariamente se ha
87 cambiado el lugar del acento: descuellan entre estas muchas graves convertidas en esdrújulas a causa de
88 la ignorancia de las lenguas sabias y de la pedantería de querer dar aire científico y campanudo a
89 vocablos que en manera alguna han menester semejantes arreos. Apelando a la etimología y aduciendo
90 ejemplos que patenticen la recta pronunciación, haremos comparecer los orondos esdrújulos en su ordinaria
91 categoría de llanos, y las demás, en la forma que les corresponda; con lo cual quebraremos los ojos a
92 quienes inconsultamente prohijan tales dislates.
94 \paragraph{} 6. En España principió esta invasión ridícula quizá antes que en nuestra patria; y si es
95 cierto que los bogotanos pueden haber sacado algunos errores de esa fuente, deben también confesarse
96 inventores de otros, y reconocer que en la Península han protestado los literatos contra semejante
97 corruptela, cuándo con seriedad, cuándo donairosamente.Véanse algunas muestras de estas censuras.
99 ``Hay también un \emph{neologismo fonético}, o de pronunciación, que desprecia los fundamentos de nuestra
100 prosodia, y quebranta con todo el descaro de la insipiencia las leyes generales de acentuación
101 castellana, casi siempre reflejo de la latina. Este neologismo prosódico es el que nos hace ya pronunciar
102 \emph{análisis}\footnote{Bien sabemos que para probar la antigua pronunciación grave de este vocablo
103 podría alegarse el soneto de Burguillos que comienza: ``Si cumplo con la lengua castellana''; pero aunque
104 se pusiese de manifiesto que tal entonces era la práctica común y que posteriormente se introdujo la que
105 hoy rige, en manera alguna abogaríamos por aquella, a causa de parecernos incorrecta: ora se consulten
106 las reglas de la acentuación griega, ora las de la latina, tienen que ser esdrújulos \emph{análisis} y
107 \emph{parálisis}: según aquella, porque la última sílaba es breve, según estotra, porque la penúltima lo
108 es. Acaso tuvo presente el señor Monláu que la \emph{y} antes de \emph{s} es larga, pero hubo de olvidar
109 que los verbales en \emph{sis} son precisamente excepción de la regla.---(Véase Anthon, \emph{A grammar
110 of the Greek Language}, \emph{Prosody}, \emph{IX}, \emph{III}, \emph{7}.)
112 D. J. J. de Mora acentúa \emph{analísis}, \emph{paralísis} (\emph{Don Opas}, \emph{I}, \emph{LVII}); pero
113 es sabido que este escritor aventura innovaciones prosódicas no siempre aceptables.}, \emph{fárrago},
114 \emph{médula}, \emph{parálisis}, etc; y si Dios y los eruditos no lo remedian acabará por hacernos decir
115 \emph{cólega}, \emph{cónclave}, \emph{expédito}, \emph{intérvalo}, \emph{méndigo}, \emph{ópimo},
116 \emph{périto} y \emph{téstigo}.''---(D. Pedro Feipe Monláu, Del arcaísmo y el neologismo)
118 ``Nunca he podido comprender, dice D. Eugenio de Ochoa, la general manía de convertir en esdrújulos
119 vocablos que nunca lo han sido en castellano; y añadiré que esta manía, más que asombro, me causa
120 envidia, pues se me figura, por ciertos indicios, que ha de ser, para el que está poseído de ella,
121 ocasión de las más dulces sensaciones. Observo yo cierta fruición morosa en el retintín con que algunos
122 pronuncian \emph{cólega}, en vez de \emph{colega}; \emph{intérvalo}, en vez de \emph{intervalo}. Hay
123 quien parece que se va a a desmayar de gusto cuando dice que ha dado limosna a un \emph{méndigo}. Sobre
124 este dislate, hoy tan común entre nosotros, solo me ocurre decir que le juzgo funesto, porque ataca de
125 raíz el eufonismo de nuestra lengua, rompiendo la armoniosa proporción que debe existir entre las voces
126 graves, agudas y esdrújulas de que se compone, y que constituye uno de sus más delicados primores.''
127 (\emph{París, Londres y Madrid}, \emph{pág. 559})
129 \small
131 \paragraph{} 7. La conservación del acento latino ha sido una de las reglas de formación de las lenguas
132 romances: la sílaba acentuada constituye como el núcleo de la plabra: así de \emph{ministérium} han
133 salido nuestro \emph{menestér}, el italiano \emph{mestiéro}, \emph{mestiére}, el provenzal
134 \emph{menestiér}, \emph{mestiér}, el portugués \emph{mistér}, el francés \emph{metiér}; lo mismo, de
135 \emph{eleemósyna} se han formado el italiano \emph{limósina}, nuestro \emph{limósna}, antiguamente
136 \emph{almósna} como en provenzal y reto-románico, el catalán y mallorquín \emph{almóyna}, el francés
137 \emph{aumône}, el portugués y gallego \emph{esmóla}.
142 \normalsize
144 \paragraph{} 9. \emph{Académia\footnote{Para mayor claridad marcamos el acento en la sílaba a que llamamos
145 la atención, aunque según las reglas ortográficas no deba marcarse}}: esta es la legítima pronunciación, no \emph{academía}. Ejemplos:
147 \small
149 \begin{verse}
150 Y si del ocio huyendo, por recreo \\
151 Busca la discreción de la \emph{académia}, \\
152 Que ser humilde tiene por trofeo, \\
153 Le sigue y le persigue la blasfemia, \\
154 Como si fuera público enemigo: \\
155 Tal es el precio conque el vulgo premia. \\
156 \end{verse}
157 \begin{flushright}
158 (Lupercio L. de Argensola, \emph{tercetos ``Obediente respondo'' etc.})
159 \end{flushright}
161 \begin{verse}
162 Mas ¿cómo tu \emph{académia} \\
163 No propone al divino Figueroa, \\
164 Si con verde Laurel sus hijos premia?
165 \end{verse}
166 \begin{flushright}
167 (Lope, \emph{Laurel de Apolo, silva IV.})
168 \end{flushright}
170 \begin{verse}
171 A las conversaciones y \emph{académias} \\
172 Donde los ambiciosos, \\
173 De opinión y títulos famosos, \\
174 Con aplauso comprado \\
175 Leen el libro o poema meditado, \\
176 No vayas imprudente, \\
177 Ni llamado te llegues fácilmente.
178 \end{verse}
179 \begin{flushright}
180 (Quevedo, \emph{Doctr. de Epict., cap. XXXVI.})
181 \end{flushright}
183 \begin{verse}
184 Escuela de las traiciones \\
185 Y \emph{académia} de los vicios.
186 \end{verse}
187 \begin{flushright}
188 (Calderón, \emph{La vida es sueño, jorn. I.})
189 \end{flushright}
191 Se ha dudado si en griego la penúltima sílaba es \emph{i} o \emph{ei},
192 pero los lugares poéticos donde ocurre el vocablo han resuelto el punto
193 en favor del diptongo. Sin necesidad de esto se habría llegado a la misma
194 conclusión con ver lo que pasa en latín: Cicerón (\emph{Divin.} 1, 13, 22)
195 alarga la \emph{i}, en tanto que Claudiano (\emph{Cons. Mall. Theod.} 94)
196 y Sidonio Apolinar (\emph{Epithal. Polem.} 153) la abrevian. Por aquí se ve
197 que dicha \emph{i} representa el diptongo \emph{ei} que hace retroceder
198 el acento. En tiempo de Cicerón, cuando la cantidad predominaba sobre el
199 acento, se podía pronunciar una penúltima larga sin ser acentuada; en la
200 decadencia, cuando la cantidad cedía al acento, el de la sílaba \emph{de}
201 hizo que se abreviase la \emph{i}. Si originariamente se hubiera hallado
202 en griego el acento en la \emph{i}, hubiera sucedido lo contrario, según se
203 observó en el \S{} 7 con respecto a \emph{sophia}. En castellano, pues, se ha
204 conservado la legítima acentuación. Este es uno de aquellos casos en que las
205 lenguas romances dan luz para resolver puntos oscuros de las antiguas.
206 El acentuar la \emph{i} no es, sin embargo, práctica reciente: entre otros
207 lo hizo Solís en la Silva que empieza: \emph{¿Campana, y a estas horas ...?}
208 Véase Cadalso, \emph{Cartas marruecas, LXVII}.
210 \normalsize
212 \paragraph{} 10. El sufijo latino \emph{monia}, \emph{monio} lleva constantemente en
213 castellano el acento sobre la \emph{o}: \emph{parsimónia}, \emph{santimónia},
214 \emph{ceremónia}; \emph{matrimónio}, \emph{património}, \emph{testimonio}; la misma acentuación corresponde, pues, a \emph{acrimónia}, formado de \emph{acre}.
216 \small
218 \begin{verse}
219 Dormiré bien y criaré buen quilo, \\
220 Templaré la \emph{acrimónia} de la bilis.
221 \end{verse}
222 \begin{flushright}
223 (D. Tomás de Iriarte, \emph{Epíst, III.})
224 \end{flushright}
226 \normalsize
228 \paragraph{} 309. Hablando de una señora decia un periódico que “se le veia siempre en los hospitales.” Este es
229 yerro que debe cuidadosamente evitarse, pues en estas construcciones de sentido impersonal se dice siempre en el
230 femenino la, las, segun que lo atestiguan los ejemplos siguientes:
232 ``Esta unidad es tan esencial en esta clase de composiciones como en todas las obras de bellas artes; el drama
233 mas nutrido de sucesos la consiente, ó, por mejor decir, la exige, así como se la admira en los inmensos cuadros
234 de Julio Romano.'' (Martínez de la Rosa, Apuntes sobre el drama histórico.)--- ``El ama bonita suele gastar
235 buen genio, pues como se la mima y regala, no hay motivo para que se le exalte la bílis.'' (Hartzenbusch, El ama
236 de llaves.)
238 \paragraph{} 310. Acabamos de ver que en las construcciones de sentido impersonal, se dice se la, se las, cuando
239 se habla de mujeres: hablándose de hombres, se dice se le, se les; ejemplos:
241 “Se convierte á Alejandro (en el poema de su nombre) en un paladin de la edad média, y se le arma caballero con
242 todas las formalidades que entónces se usaban.” (Gil y Zárate, Manual de literatura, pte. II, seccion I, cap.
243 II.) “Los prosistas quedan por lo regular confinados en las bibliotecas, de donde no se les saca sino de cuando
244 en cuando para consultarlos.” (Id, ib, seccion II, cap. ) “Faltos los más de la competente instrucción, se les
245 ve incurrir á veces en errores manifiestos, como los que notó el sensato Luzan áun en los autores de más fama.”
246 (Martínez de la Rosa, Apuntes sobre el drama histórico.):
248 \paragraph{} 331. Con poco acuerdo se confunden generalmente las expresiones el mismo, uno mismo: la primera
249 presupone siempre un término de comparación, o en lo que precede, o en lo que sigue, cosa que no sucede con la
250 segunda. Con ejemplos se esclarecerá esta diferencia, que a algunos pudiera ser sutil y caprichosa, pero
251 sustentada por la práctica de los escritores más correctos y castizos y por el valor de los elementos que
252 constituyen ese modo de hablar.
253 “Mientras que en la corte se hacían estas tentativas tan vanas como viles para destruir al maestre, los grandes
254 por su parte, aunque desparramados y dispersos se entendían y confederaban en la misma intención” (Quintana,
255 Vida de don Álvaro de Luna); esto es, “en la intención de destruir al maestre”, de la cual se habló primero.
256 “Con la misma lengua y las mismas palabras que usa el palurdo, hablan el sabio y el orador” (Capmany, Filosofía
257 de la elocuencia, prólogo): aquí la palabra que demuestra que se trata de una comparación; si se suprimiese y en
258 lugar de dos verbos se pusiese solo uno, era menester decir uno mismo: “El palurdo, el sabio y el orador hablan
259 con una misma lengua y unas mismas palabras”.
260 Como en vez de el mismo nadie emplea uno mismo, sino que, al contrario, se ignora el uso de este, allegaremos
261 unos tantos ejemplos que muestren los casos en que es forzoso su uso:
263 “El hombre nacido de mujer vive poco tiempo, está lleno de muchas miserias; sale como una flor, y luego se
264 marchita, y huye como sombra, y nunca permanece en un mismo estado.” (Fray Luis de Granada, Guía de pecadores,
265 lib. I, cap. VIII.) – Nombró cardenales en un mismo día dos sobrinos suyos.” (Mariana , Historia de España, lib.
266 XXII, cap. XVII.) – No todas las cosas suceden de un mismo modo (Cervantes, Quij., pte. I, cap. XIX.)
268 Por aquí se ve lo que arriba indicamos, que uno mismo no presupone un término de comparación ni en lo que
269 precede ni en lo que sigue, pues las frases en que entra ofrecen un sentido completo y cabal.
270 En lugar de uno mismo se dice muy elegantemente uno; v. gr.
272 \paragraph{} 440. Vamos a tratar del grande escollo no solo de los bogotanos sino de la mayor
273 parte de los americanos, del \emph{que} galicado por excelencia, del \emph{que} contrapuesto mediante el
274 verbo \emph{ser} a adverbios y complementos. No contento con bizarrear en los escritos de los periodistas,
275 poetastros, filosofastros y la innúmera caterva de los demás corruptores de la lengua
276 castellana, y aun en los de autores por otra parte estimables, va cundiendo anchamente en el
277 lenguaje familiar y aun en el vulgar. Varias veces se ha dado la voz de alarma, pero, según
278 parece, muy pocos entre el común de los lectores han caído en el chiste, y no conociendo el famoso
279 \emph{que}, consiguientemente no saben evitarlo\footnote{En prueba de esto léase el siguiente pasaje de
280 una obra de crítica gramatical que nos daría pena citar con sus pelos y señales: ``Cuando en cierto
281 escrito leímos: `\emph{Es por eso} que no me complace la lectura de los clásicos', dijimos: Verdad;
282 porque, a gustarle, habría dicho: \emph{Por eso es} que no me gusta la lectura de los clásicos.'' El
283 crítico achaca aquí el error a la transposición.---Para descargo de nuestra conciencia y para curarnos en
284 salud, advertimos que la aplicación burlesca del adjetivo \emph{galicado} $=$ \emph{galicoso} que hacemos
285 aquí y acaso en otras ocasiones, es ocurrencia de Moratín. El vocablo se halla en el diccionario de
286 Salvá, y ha sido aceptado recientemente por la Academia.}; por este motivo vamos a presentar muestras de
287 él
288 con los varios giros que pueden usarse en su reemplazo, valiéndonos para ello de algunas frases
289 francesas con su versión.
292 1. \emph{Ce fut dans le XV siècle} \textsc{que} \emph{l'Amérique fut découverte.}
294 Traducci\'on bárbara:
296 \emph{Fue en el siglo XV} \textsc{que} \emph{se descubrió la América}.
298 Como se ve, se ha dejado el \emph{que} del francés contrapuesto al complemento \emph{en el siglo XV}; para que
299 eso sea castellano es menester poner en lugar del \emph{que} solo, un complemento análogo al
300 anterior:
302 \emph{Fue en el siglo XV} \textsc{en el que} \emph{se descubrió América};
304 o poner el adverbio correspondiente, que, hablándose de tiempo, será \emph{cuando}:
306 \emph{Fue en el siglo XV} \textsc{cuando} \emph{se descubrió América}.
308 Todavía tienen cabida otros modos: v. gr.
310 \emph{El siglo XV fue} \textsc{el en que} \emph{se descubrió América};
312 \emph{El siglo XV fue} \textsc{en el que} \emph{se descubrió América};
314 \emph{El siglo XV fue} \textsc{cuando} \emph{se descubrió América}.
316 Puede simplificarse quitando el verbo \emph{ser} y el relativo y formando de dos frases una:
318 \emph{En el siglo XV se descubrió América};
320 pero como con esta simplificación se pierde en ocasiones lo enfático de los anteriores giros, puede compensarse,
321 cuando fuere necesario, con la adicion de otra palabra, como \emph{precisamente},
322 \emph{cabalmente}:
324 \emph{Precisamente en el siglo XV se descubrió América}.
326 \end{document}